viernes, 31 de marzo de 2017

Principios Políticos II


1.- El ruido político 
Cuando los representantes políticos hacen mucho ruido y además coincide con la oportunidad obvia suele ser porque hay falta de planificación y de rigor. Las personas solemos envalentonarnos detrás de unas siglas, sobre todo si se nos permite dentro de la organización. A veces el ruido o el silencio tienen motivaciones secretas en general, al menos no obvias, a poco que se conozcan los entresijos afloran con toda claridad.
En Buñol suele darse en la política mucho ruido y pocas nueces, los insultos la falta de diálogo y la incapacidad para desligar los intereses personales o de partido del bien común asoman sorprendiendo a propios y extraños.
Los ruidos además suelen venir de lejos, situaciones inconclusas, como diría un gestálquico, se repiten y repiten porque en el fondo nunca se cerraron. Quedan conflictos internos y externos sin resolver y sin duda pasa factura. A los datos me remito. Parece que la madurez y el sentido común no son los predominantes entre adversarios ideológicos, todo vale y ese todo implica dolor y sufrimiento para muchas personas y familias, pero lo peor es como este virus ataca a la política convirtiéndola en una fuente de sin sentidos y de bajezas humanas. A poco que estés cerca te salpica y te implica, como si uno tuviera que ser por imperativo local partícipe forzoso de un culebrón a todas luces infumable. Sin duda, nadie asumirá ni un ápice de responsabilidad en el guión, ni siquiera se hará un buen guión y aún menos nadie describirá objetivamente cómo comenzó una guerra que en nada beneficia al conjunto de la sociedad de Buñol y aún menos a la ética política y a la inteligencia colectiva.
2.- La estrategia política
O estás conmigo o estás contra mi. Hacer daño o hacer daño, destruir o destruir. Nada más lejos de lo necesario y aún más lejos de respetar algo tan básico como las opiniones e ideas de cada uno siempre que no atenten contra los derechos humanos y respeten la integridad del individuo. Faltaría más y menos que tengamos que justificar la libertad de opinión, hasta esto se pone en tela de juicio entre estos balbuceos políticos que vemos últimamente a diario en la prensa manchando el nombre de Buñol.
Divide y vencerás. Tan arcaica y tan presente. Acostumbramos a no saber discernir entre la legitimidad de cualquier persona para defender lo que piensa o lo que cree y sentir que esas opiniones, sin son contrarias nos alejan y si son iguales nos acercan, como si de una regla matemática se tratara, como si igual fuese idéntico a semejante y no lo es. 
3.- El síndrome de Pertenencia
Todos necesitamos sentirnos queridos y valorados, nada tiene que ver con pertenecer a aquellos que te quieren o te valoran. Los liderazgos y las siglas tienen estos lenguajes, se entienden en su mecanismo y en su sentido pero no deberían ser aplicables al valor* humano. Lo obvio a veces es lo raro. Cualquiera puede pertenecer a un grupo político o social y discrepar de él con toda tranquilidad sin disciplinas ni terremotos. Algo tan básico hay que decirlo, los prejuicios nos corroen como yerro al contacto con el mar. Amores oceánicos, odios transatlánticos cuya medida usurpamos.
4.- Tantos tienes tanto vales
Los votos son al valor político como el dinero al valor social. El Tener frente al Ser también tan antiguo. El “tanto tienes tanto vales” está bastante bien descrito en nuestra vida cotidiana, la mayoría sabemos la importancia que tiene el tener en nuestro día a día y lo que casi todos hacemos y se llega hacer para conseguirlo, con los votos pasa algo semejante, detrás de cada movimiento, detrás de cada decisión hay una intención clara de cara a la galería, al potencial votante. Lo más curioso es que funciona y vemos perplejos como políticos mediocres, y aún más, corruptos, siguen cosechando votos que en muchos casos generan mayorías. Parece pues que un partido vale los votos que tiene y la “seguridad” que consigue hacer percibir, en vez de la eficacia en la gestión de lo público y en su compromiso ético y vital con las personas.
La mayoría de medidas políticas buscan la inmediatez y el abultamiento que es lo que se premia, lo que se ve a primera vista, lo que vemos sin rascar, es lo que da votos, por eso las competencias con mucho trabajo de fondo nadie las quiere, la reflexión, la participación, el trabajo en equipo sumando talentos, la planificación y la coordinación desaparecen con descaro, tanto… que es inexplicable que casi nadie la reclame ni la demande en los equipos políticos ni en la ciudadanía. La conformidad con lo que ha sido siempre así es tan grande que muy pocos políticos arriesgan, saben perfectamente que si consiguen hacer lo de siempre y bien maquillado le volveremos a dar el voto. Todo es un juego poco serio que a poco que creas te enferma.
No dejemos de fijarnos bien, es la prueba del algodón, sobre todo en calcular el trabajo de fondo y los ejes esenciales que conforman las estructuras de organización y la eficiencia… Decía Ortega que el ser humano es el único animal que hace de lo contingente lo necesario.

En la política, ni eso. Sería genial… si fuésemos capaces de acercarnos a la técnica simplemente.

lunes, 20 de marzo de 2017

Principios Políticos I



Este próximo verano hará dos años que soy tercer teniente-alcalde del Ayuntamiento de Buñol -es tiempo pues de hacer balance y de pronunciarse- responsable de las concejalías delegadas de Participación y Comunicación, Desarrollo(Buinsa?), Informática, Modernización y Sanidad, después de una larga negociación y un pacto con IU, PSOE e IAB, refrendada por la Asamblea de la Agrupación de Electores Votamos Buñol, agrupación promovida por Podemos Buñol por acuerdo tomado en su Asamblea. Un viaje difícil y lleno de zancadillas y miserias humanas, una tras otra, de algunos de mis compañeros, por llamarles de alguna manera, y en mi propio partido. Sin ningún pudor y sin Asamblea previa, nuestra secretaria general y otros acólitos decidieron unilateralmente abandonar las listas, filtrar a la prensa y a la opinión pública toda la mierda que pudieron (y les dejaron) y pisotear todo el trabajo que con tanta ilusión se había hecho durante un año y medio. 
No les gustaba como cabeza de lista, todavía les gustó menos que ganara las primarias con un amplio margen a personas tan impecables e impolutas con pedigrí incluido. Decían y dicen ser de Podemos pero son de esos que se consideran mejor que los demás, o al menos, demasiado estupendas para compartir lista conmigo y mis verdaderos compañeros. Esas son sus creencias sobre el asamblearismo y en las estructuras organizativas de nuestro partido. Todas estas vilezas las tuve que vivir sin decir una palabra más alta que otra, por ser contraproducente para nuestro partido, por nuestro proyecto político y las inminentes elecciones municipales. Nadie quería conflictos internos ante esas circunstancias, me debía a la responsabilidad, a los acuerdos y a las voces de mis compañeros, las decisiones fueron todas corales, como no podía ser de otra manera y callé públicamente, no sin poner en conocimiento tales prácticas ante la comisión de garantía de Podemos. Mi primer escrito explicando la situación fue el 31 de Julio de 2015, todavía estoy esperando respuesta y a los siguientes. Cosas de un partido nuevo con un crecimiento espectacular en dos años. 
Eso sí, aquellos, casi todos, 5 ó 6 personas junto a amigos y familiares siguen, no se sabe que hacen, pero siguen en sus puestos, en silencio, inexistentes en la sociedad buñolera, un partido fracturado por decisiones personales, partido en dos al menos y nadie ha tenido que asumir responsabilidades políticas después de tales decisiones. Desde entonces una o dos Asambleas si se les puede considerar así. Todo un ejemplo de democracia y fraternidad, de ideales y de principios éticos y políticos en Podemos Buñol. Intentos ha habido de dialogar y tratar de olvidar, para rectificar y hacerlo bien, respuestas, ninguna. Tal es su arrogancia. Ni se les ve, ni se les escucha, ni si quiera se les espera, me pregunto a veces cómo pueden soportar ser un partido tan viejo, tan rancio, en un pueblo supuestamente tan abierto y progresista. Y lo peor, como los inscritos de Podemos en Buñol lo permiten, al menos, la mayoría, en un silencio tan peculiar que duele al verlo. Supongo que el hartazgo es grande, la desilusión mayor y el compromiso se tiñe de un halo entre incrédulo y zafio. A falta de otras respuestas… se me ocurren adjetivos más contundentes que no pronunciaré de momento.
La distancia de los ciudadanos de la política está en máximos históricos y en principio no me extraña lo más mínimo, fui de esos que se dedicaban a hacer lo que podían con mucho esfuerzo y asumir que no había nada que hacer en este cochino mundo en lo que al poder se refiere. Como muchos pensé que todos los políticos son iguales y todos los partidos también. Más de treinta años dando por escrito-para que nadie pueda tacharme de incoherente ahí está la hemeroteca- mis opiniones políticas, sin alinearme con ningún partido.
Para mi sorpresa y la de la mayoría surgió el 15M y un montón de personas crearon  un movimiento ciudadano y hartos se manifestaron pacíficamente ante las tropelías que se hacían desde el poder hacia los más indefensos, la mayoría social. Cargados de palabras con verdaderos contenidos nos sedujeron a muchos y pronto apareció la herramienta política: Podemos. Fue la primera vez desde las primeras elecciones que la política me atrajo hasta ponerme en pié, quise ser partícipe de algo tan hermosamente justo. Así es como llegué a la primera Asamblea en Buñol de Podemos y así es como participé, a través de una Primarias históricas abiertas a toda la ciudadanía, hasta llegar a la política de mi pueblo como concejal electo, todo un proceso agridulce, duro y con muchos desatinos. También ha tenido luces y hechos que para mi son los que más hablan.
El que no hace nada no se equivoca nada, el que hace mucho se equivoca más, obviamente me hago responsable de mis errores y por qué no de mis aciertos también. En estos casi dos años y más de tres en la política local no he perdido la ilusión por cambiar la forma y el contenido al hacer política en el Ayuntamiento, con un solo concejal creo haber conseguido en equipo, junto a unas cuantas personas muy valiosas, algunas metas indiscutibles, ahora bien, el grado de frustración, de impotencia y la falta de todo lo que el sentido común y la experiencia me enseñó no deja de sorprenderme cada día. Desde judicializar la política local, con todo el enorme prejuicio que eso conlleva en el progreso y el nombre de Buñol, hasta tener que ponerte de acuerdo con personas que se dicen de izquierdas y no compartes casi nada de fondo, más allá del cariño humano. Ver como pasan los días y nuestro pueblo sigue sin cambiar esa tónica tan nuestra de estás conmigo o estas contra mi. Sin desdeñar el problema de fondo, la valentía para apostar y para cambiar de una vez el funcionamiento de los reinos de Taifas del Ayuntamiento. Varios poderes se ven constantemente confrontados, unos limitan a otros, otros limitan a uno, la cuestión… ¿Por qué se sigue funcionando en los aspectos fundamentales del mismo modo si todos o la mayoría reconocen las trabas, las dificultades y las manipulaciones constantes, desde la institución y desde los partidos políticos? A alguien le debe interesar, no cabe otra.
No voy a restar méritos a nadie, sobre todo de como, entre todos, técnicos y políticos, hemos conseguido ponernos de acuerdo para gobernar con cuatro partidos y mejorar notablemente el funcionamiento del Ayuntamiento respecto a legislaturas anteriores en casi todas las áreas y servicios, si bien eso no quita que no se pueda ser crítico y ver con absoluta normalidad aquello que no se está haciendo bien.

Todas las presiones y las tensiones políticas actuales tienen que llevarnos  a mejorar,  a alcanzar la oportunidad de cambiar de raíz la organización del Ayuntamiento y de usar cada herramienta para lo que sirve, si no lo hacemos, los siguientes pasos van a ser difíciles y los cambios un catálogo de buenas intenciones sin más. Si eso ocurre los acuerdos políticos tendrán que revisarse y hacer entender que Buñol se merece más,  y sí se puede, algunos no vamos a entender que no se haga, por lo tanto no dejaremos de  actuar en consecuencia. Cuestión de principios y quizá de finales.